No hay nada. ¿o sí? Parte de este debate, se vislumbra intencionadamente entre creacionistas y evolucionistas, ateos y religiosos, o científicos y esotéricos. Así que, ¿puede la ciencia explicarlo todo o, existirá siempre un límite infranqueable en el que se acomodarán las religiones, los misterios y otros escenarios propios del ser humano?.
La ciencia no niega ninguna posibilidad del contexto del alma o del pensamiento humano, simplemente, no las contempla. El método científico se basa en la regularidad, la medición de la observación y la confirmación posterior (reproducibilidad y falsacionismo), esto es la capacidad de repetir un experimento cuantas veces sea necesario para validar su existencia y condiciones. Sin embargo, la historia ha demostrado que la ciencia sigue teniendo sus limitaciones. Sin ir muy lejos, durante más de 200 años se ha creído a pies juntillas a Sir Isaac Newton, padre de la gravitación universal, quien ideó la fórmula matemática que mediría la fuerza de atracción de los cuerpos en función de su masa. Sin embargo, Newton no tenía una explicación para esta fuerza. Su aportación científica fue en términos generales una medición, sobre la que relegaba su naturaleza a la voluntad de Dios.
Dos siglos más tarde, Einstein redefinió la gravedad y refinó los cálculos con mucha más exactitud, con una teoría que, aunque no sabemos si definitiva, sigue siendo la más aceptada. La gravedad dejó de ser una fuerza misteriosa e invisible que tiraba de los cuerpos entre sí, para convertirse en una deformación del tejido espaciotemporal, provocada por la presencia de objetos de determinada masa. Pero si bien esta explicación es válida en términos del macrocosmos (es válida para objetos con tamaños que varían desde galaxias y planetas, hasta personas y cosas) deja de tener validez para objetos mucho más pequeños como átomos, electrones, quarks, etc. Es el micro cosmos, estudiado por la física cuántica. Los físicos están desconcertados e ilusionados en la búsqueda de una nueva teoría unificadora, que integre los objetos mayores con las diminutas partículas, y para ello toman forma teorías tan interesantes como la de cuerdas, la existencia de dimensiones paralelas y otras posibilidades que vuelven a recordarnos que la realidad, supera con creces la ficción. Otro tanto que no puede ser estudiado por la ciencia, sucede con el conocido Big Bang. El universo observable se originó hace unos 13.700 millones de años, pero ¿Qué sucedió antes? Nada. Ni el tiempo ni el espacio existían entonces, por lo tanto no se puede estudiar científicamente lo que no existía ¿o sí? Nuevas teorías apuntan a que nuestro universo, se originó como uno más de entre un número infinito de Big Bangs. Irónicamente, esta teoría coincide con una de las antiguas religiones del mundo dedicada a la idea de que el cosmos atraviesa por un número infinito de muertes y renacimientos. La Hindú. La única tradición en la cual las escalas de tiempo coinciden con las de la cosmología científica moderna, con la representación del comienzo y término de cada ciclo cósmico en la figura de Siva Nataraja y su danza cósmica.
Podemos afirmar que la ciencia nos ayuda en las mediciones de lo cotidiano y que nos ayuda a comprender las condiciones en que se producen ciertos acontecimientos. Pero hasta la fecha, no nos aporta explicaciones definitivas que sacien nuestra sed de conocimiento. Por más que descubrimos, aparecen nuevas dudas. Aunque no olvidemos que la ciencia es en lo único en que podemos confiar. ¿o no?
1 comentario:
Más allá de la ciencia…
No hay nada. ¿o sí? Parte de este debate, se vislumbra intencionadamente entre creacionistas y evolucionistas, ateos y religiosos, o científicos y esotéricos. Así que, ¿puede la ciencia explicarlo todo o, existirá siempre un límite infranqueable en el que se acomodarán las religiones, los misterios y otros escenarios propios del ser humano?.
La ciencia no niega ninguna posibilidad del contexto del alma o del pensamiento humano, simplemente, no las contempla.
El método científico se basa en la regularidad, la medición de la observación y la confirmación posterior (reproducibilidad y falsacionismo), esto es la capacidad de repetir un experimento cuantas veces sea necesario para validar su existencia y condiciones. Sin embargo, la historia ha demostrado que la ciencia sigue teniendo sus limitaciones.
Sin ir muy lejos, durante más de 200 años se ha creído a pies juntillas a Sir Isaac Newton, padre de la gravitación universal, quien ideó la fórmula matemática que mediría la fuerza de atracción de los cuerpos en función de su masa.
Sin embargo, Newton no tenía una explicación para esta fuerza. Su aportación científica fue en términos generales una medición, sobre la que relegaba su naturaleza a la voluntad de Dios.
Dos siglos más tarde, Einstein redefinió la gravedad y refinó los cálculos con mucha más exactitud, con una teoría que, aunque no sabemos si definitiva, sigue siendo la más aceptada. La gravedad dejó de ser una fuerza misteriosa e invisible que tiraba de los cuerpos entre sí, para convertirse en una deformación del tejido espaciotemporal, provocada por la presencia de objetos de determinada masa.
Pero si bien esta explicación es válida en términos del macrocosmos (es válida para objetos con tamaños que varían desde galaxias y planetas, hasta personas y cosas) deja de tener validez para objetos mucho más pequeños como átomos, electrones, quarks, etc. Es el micro cosmos, estudiado por la física cuántica.
Los físicos están desconcertados e ilusionados en la búsqueda de una nueva teoría unificadora, que integre los objetos mayores con las diminutas partículas, y para ello toman forma teorías tan interesantes como la de cuerdas, la existencia de dimensiones paralelas y otras posibilidades que vuelven a recordarnos que la realidad, supera con creces la ficción.
Otro tanto que no puede ser estudiado por la ciencia, sucede con el conocido Big Bang. El universo observable se originó hace unos 13.700 millones de años, pero ¿Qué sucedió antes? Nada. Ni el tiempo ni el espacio existían entonces, por lo tanto no se puede estudiar científicamente lo que no existía ¿o sí? Nuevas teorías apuntan a que nuestro universo, se originó como uno más de entre un número infinito de Big Bangs. Irónicamente, esta teoría coincide con una de las antiguas religiones del mundo dedicada a la idea de que el cosmos atraviesa por un número infinito de muertes y renacimientos. La Hindú.
La única tradición en la cual las escalas de tiempo coinciden con las de la cosmología científica moderna, con la representación del comienzo y término de cada ciclo cósmico en la figura de Siva Nataraja y su danza cósmica.
Podemos afirmar que la ciencia nos ayuda en las mediciones de lo cotidiano y que nos ayuda a comprender las condiciones en que se producen ciertos acontecimientos. Pero hasta la fecha, no nos aporta explicaciones definitivas que sacien nuestra sed de conocimiento.
Por más que descubrimos, aparecen nuevas dudas. Aunque no olvidemos que la ciencia es en lo único en que podemos confiar. ¿o no?
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